En tiempos donde los medios de pago virtuales abundan, el dinero digital se ha convertido en un recurso con muchas posibilidades y ello incluye, el que pueda encontrarse versiones centralizadas y descentralizadas.
Siendo esencialmente una opción de intercambio, se trata ni más ni menos que de una transición entre pasado y futuro, de la cual, se desprenden sistemas desarrollados a tal punto, que actualmente se nos permite conocer y si se quiere, disfrutar de las ventajas del Bitcoin (BTC) y muchas otras monedas que van más allá al involucrar criptografía.
La digitalización del dinero y su descentralización
La economía mundial ha cambiado y en medio de ello, ha debido enfrentarse a los desafíos que se desprenden del bajo nivel de confianza que revisten los modelos tradicionales, es por ello, que se han dado los espacios para la digitalización tanto del dinero como de la banca.
Es en este sentido, que, con la tecnología como gran aliada y facilitadora de todo tipo de medios electrónicos, el efectivo ha disminuido su circulación para ceder terreno a un formato digital en el que se incluyen las llamadas monedas virtuales y las criptomonedas.
Así las cosas, se han ido estableciendo ciertas regulaciones para el dinero digital que convierten buena parte de su totalidad a la etiqueta de centralizado, asimismo, se anota la presencia de entidades bancarias a la cabeza.
Por otra parte, y tras de lo que se creía era un gran sueño, aproximadamente desde 1998 empezaron a consolidarse proyectos alrededor del dinero digital descentralizado, lo que ayudó a que finalmente se iniciara con la circulación de activos sin un emisor reconocido y sin intermediarios, es decir descentralizados, y con la posibilidad de incluir blockchain y la respectiva criptografía.
La independencia del dinero
Asumiendo el rol de bien digital, el dinero goza de una perspectiva completamente distinta a la que se manejaba tiempo atrás, pues la virtualidad se convirtió en puente para elevar las opciones al momento de su gestión.
De esta manera y entre miles de términos novedosos, los usuarios se han encontrado con que el dinero pide a gritos una independencia que le represente el poder asumir el control verdadero sobre sus bienes.
Mientras que la reducción de costos en las transacciones, el poder salir de casa sin efectivo, la confidencialidad y el que se puedan evitar ciertas acciones ilegales se establecen como puntos a favor del dinero digital y de todos sus derivados, el lado menos bueno, radica justamente en que la tecnología puede irse en contra a partir de los populares ataques cibernéticos.
Cuando no existe dependencia a un banco central y no hay políticas monetarias estandarizas puede ocurrir que surjan algunos eventos que sean catalogados de inconvenientes, siendo casi siempre esa misma falta de control lo que conduce a que exista más facilidad para el lavado y blanqueo de dinero.
Por lo demás, las novedades financieras que se han estado estructurando, están encaminadas hacia el anonimato y se encuentran enmarcadas por la volatilidad, lo que explica el motivo por el que cada tanto se den tendencias de gran impacto.