La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde, ha reconocido que Europa se ha quedado por detrás en los pagos digitales. Para ella debe haber un equilibrio entre las monedas tradicionales y las CBDCs; haciendo especial hincapié en los riesgos y beneficios que podrían aportar estas a los sistemas financieros utilizados en el viejo continente.
La pandemia del coronavirus ha provocado que en Europa, así como en el resto del mundo, se haya acelerado la transición hacia la digitalización. Además, Lagarde aseguró que están analizando la estrategia política a nivel monetario. Para ello tomarán decisiones sobre la estabilicidad en los precios, así como la llegada de nuevos métodos de pago, como el euro digital.
El BCE recalca que, en la actualidad, a pesar del Covid-19, los pagos en efectivo continúan siendo por el momento los más utilizados en el comercio minorista. De hecho, en 2019, se corresponden con el 7% de todos los pagos físicos, aunque la gran mayoría prefieren pagar de forma digital.
Lagarde ha asegurado que Europa se ha quedado atrás en la competencia de los pagos digitales por la falta de integración en los pagos. Al mismo tiempo, ha mostrado su interés por innovar en este sector y que estos tengan cada vez más relevancia.
Monedas digitales y las crisis económicas
Las monedas digitales pueden ayudar a impulsar la economía de los países, además de hacer frente a los elevados costes de los pagos transfronterizos, siendo útiles para las crisis económicas futuras.
El BCE debe tener la seguridad de que los ciudadanos europeos puedan tener acceso a todos los medios de pago posibles de última generación de una forma segura. Además, dada la influencia de la institución, es posible garantizar que los ciudadanos puedan disfrutar de este sistema de pago.
En el presente año 2020, el Banco Central Europeo creó un grupo de trabajo a principios de 2020 para explorar el funcionamiento del euro digital.
“El dinero digital al por mayor no es nuevo, ya que los bancos privados han podido acceder al dinero del banco central durante décadas. Pero la nueva tecnología puede ser usada para hacer la liquidación de las transacciones financieras más eficiente. También abre la posibilidad de un CBDC minorista, que sería muy innovador y accesible a una amplia audiencia”, manifestó al respecto, Lagarde.
El euro digital se convertiría en un complemento y no en un sustituto del efectivo. De esta forma, Europa mantendrá en todo momento la posibilidad de que sus ciudadanos puedan tener acceso al dinero físico siempre que lo necesiten. La diferencia sería que podrían tener la posibilidad de elegir entre una u otra opción indistintamente.
No obstante, para poder introducir el euro digital es importante hacer una evaluación del riesgo. En el caso de que suficientes depósitos bancarios se conviertan a euros digitales, esto cambiará la forma en la que el sistema bancario tradicional aporta dinero a la economía. Además, también modificará la forma en la que el Banco Central Europeo debe implementar su política monetaria.
De esta manera, al introducir el euro digital de manera que sea capaz de contener los riesgos.
