El Banco de Pagos Internacionales (BIS) ha advertido recientemente de que no considera que sean sanas las monedas estables, ya que no son dinero, tal y como considera que han demostrado los diferentes eventos de colapso vividos por las criptomonedas. De hecho, el BPI ha querido recalcar que las monedas estables presentan riesgos financiero.
De hecho, en sus comunicados ha hecho hincapié a que la implosión de TerraUSD (USDT) muestra algunas de las fragilidades que son inherentes en algunas versiones de las stablecoins. El uso de esta moneda creció de una manera muy rápida durante el 2021 y los primeros meses de 2022, de forma que, antes de que tuviese lugar su colapso, era la tercera stablecoin más grande, llegando a una capitalización de mercado máxima de 18,7 millones de dólares.
De hecho hubo quienes consideraron que la pareja Terra/Luna era especial y significativa, ya que promete una versión de dinero que no se apoya en activos colaterales del mundo real. El Banco de Pagos Internacionales (BIS) mostró su preocupación por que la implosión de UST/Luna se extendió hasta la moneda estable Tether, que cayó a un valor de 0,95 dólares, además de salidas superiores a 10.000 millones de dólares en las semanas siguientes; así como por la correlación con USDC por entradas experimentales de capital que proviene de Tether.
Asimismo, hay que recalcar que el BPI publicó un boletín llamado “La escalabilidad de la blockchain y la fragmentación de las criptomonedas”, en el que da su opinión con respecto a las monedas digitales y la capacidad de estas para poder hacer cumplir con la función social del dinero., En el informe se muestran escépticos con respecto a la capacidad que las criptomonedas tienen para poder cumplir con esta función, lo que hace que no recomienden su uso por parte de los ciudadanos y que tengan en cuenta sus riesgos.
El Banco de Pagos Internacionales defiende al dinero fiduciario
El Banco de Pagos internacionales ha querido sostener que el sistema de las criptomonedas no tiene reputación y que se trata de entes que no se pueden considerar responsables ante la ley, mientras que los mineros deben ser incentivados a través de altas recompensas para así poder sostener el sistema descentralizado. Esto, a juicio del BPI, se trata de una trampa potencial, ya que en el caso de que las recompensas fuesen idas a menos, los validadores podrían verse incentivados a hacer trampas e incluso poder robar fondos, lo que acabaría con el mecanismo de consenso, que podría llegar a su fin.
Desde el BPI se recalca que la única manera de poder canalizar las recompensas a los validadores manteniendo los incentivos de esta manera es la de limitar la capacidad de la blockchain manteniendo las tarifas altas sostenidas por la congestión.
Como los validadores pueden elegir qué transacciones se validan y procesan, los periodos de congestión hacen que los usuarios ofrezcan tarifas más elevadas para que sus transacciones se puedan procesar de una manera más rápida.
El BPI destaca que mantener los incentivos DeFi a través de las tarifas implica que haya una congestión que acaba limitando la escalabilidad y que volvería cuestionable el tema de la escalabilidad, lo que podría hacer que las blockchain no sirvan de manera adecuada al interés público.
El organismo se ha encargado de defender al dinero fiat, haciendo hincapié en que una moneda digital de banco central podría proporcionar las mismas características que ofrecen las criptomonedas, pero evitando limitaciones estructurales y los riesgos de criptoactivos, como comisiones elevadas, congestión y el pseudo anonimato, lo que puede acabar provocando que se facilite el abuso y la actividad ilícita por parte de los usuarios.
