Los criptoderivados cerraron el año 2020 en medio de una notable carrera alcista, un hecho que resulta importante para el mercado de las divisas digitales y que por supuesto, se sustenta en una extensa cadena de factores para sostener dicho impulso.
Si bien existen fuertes posiciones en contra frente a este tipo de productos financieros, la presencia de los criptoderivados es una realidad que no puede ignorarse, debido a que ya es una parte más de la actualidad económica del mundo. Con las correspondientes especulaciones y fluctuaciones de por medio, en ningún momento dejan de ser una interesante opción a explorar.
¿Qué son los criptoderivados?
Pese a que se trata de un término que se ocupa continuamente en el escenario criptográfico, resulta propio empezar este recorrido, ofreciendo una definición simple que de forma a una perspectiva adecuada.
Los criptoderivados derivados de criptomonedas, son efectivamente, productos financieros que se sustentan un cierto activo subyacente. De esta manera, el usuario que lo adquiere, obtiene la facultad de comprarlos o venderlos a cambio de un valor determinado.
Ahora bien, con la intención de sacar partido de las fluctuaciones de Bitcoin y otras criptomonedas de alto rango, el uso de estos derivados se ha extendido. Cabe resaltar, que pueden ser gestionados tanto en bolsas criptográficas reguladas como en las bolsas tradicionales.
En efecto, con contratos estandarizados de por medio, lo cierto es que suelen estar acompañados por características notarias, tal y como son los altos índices de liquidez y una comercialización muy simple.
Crecimiento de los derivados de criptomonedas
Activos subyacentes tal y como Bitcoin y Ether, se han convertido en grandes embajadores de la carrera alcista que se estuvo librando durante el 2020 y que promete bastante para el 2021. El ingreso triunfal de los inversores institucionales en el escenario cripto, definitivamente ha sido un punto clave para ello.
Retomando un poco la ya mencionada volatilidad de los criptoactivos, se ha encontrado en estos derivados, una vía para que los inversores consigan no solo mantenerse a flote, sino también con la liquidez requerida para defender sus posiciones.
Asimismo, se encuentra el hecho de que han sido interpretados por algunos, como una manera de hacerle frente a la inflación que acompaña la realidad de muchas naciones, la cual se ha agudizado fuertemente, por cuenta de los efectos económicos que ha dejado la pandemia del Covid-19.
De otro lado, el furor de la digitalización que ha acompañado las cuarentenas, ha influido para que se de un crecimiento inminente en la creación de nuevas cuentas, con sus respectivos contratos.
Es de anotarse que, aunque BTC y sus derivados venían monopolizando fuertemente el mercado, los derivados de Ether se han estado fortaleciendo al punto tal de que CME (el mercado de negociación de criptoderivados más representativo de mundo) ya anunció el lanzamiento de futuros de Ether para febrero de 2021.
Así pues, en medio de lo que es ni más ni menos que una sustancial evolución, el blockchain continúa adelante, presentándose en ciertos de formas distintas, pero sin perder en absoluto, su mágica esencia.